Casa de Hungría

- Cerveza será... - dijo y sacó una botella, llevándola también a la mesa. - Ya, la vela y las rosas me las guardo para otro día - soltó riendo tranquilamente.

Se sentó a la mesa y miró al albino. - Oh, lo siento, olvidé correrte la silla para que te sientes... que poco caballerosa soy - bromeó.

- Sí, ese día también incluye un vestido escotado, invitame. - comentó imaginando la escena.

Aunque se le había difícil imaginarse a él mismo en la misma habitación, era más creible que estuviera espiando por la ventana.

"Pero bueno...ahora no estoy espiando por ninguna ventana." se recordó sentandose a la mesa.

- Mujer, mi persona suele esperar golpes de tu parte, no caballerosidad, pero si para la próxima quieres correr mi silla... - se quedó pensando unos momentos - ...definitivamente huiría aterrado. - dijo antes de servirse bebida en su vaso - ¿También vas a tomar? - inquirió para servirle.

- Luego, no suelo beber nada mientras ceno - le extrañó tener que explicarle esto al prusiano, ¿no se lo había mencionado ya en algún momento de sus vidas? Bah, no importa.

- Buen provecho - dijo y comenzó a comer tranquilamente, CON LA BOCA CERRADA ¬¬... xD.

- Ah, cierto. - dijo intentando hacer memoria, pero fallando en el intento.

Empezó a comer con ganas, tenía hambre y además los alimentos estaban deliciosos.

- Nada mejor que papas y cerveza en la misma mesa. - murmuró luego de tomar un trago de bebida, luego sonrió con malicia hacia su compañía - Bueno, tú tampoco estás mal.

Le incomodaban las cenas muy silenciosas y bueno...no iba a perder la costumbre de buscar irritarla, tan fácilmente.

Escuchaba a Gilbert hablar, definitivamente el silencio le incomodaba... ¿cuándo había empezado ella a ser tan silenciosa? Estar con Austria la había cambiado indudablemente.

Recordaba que antes solía ser una chica más alocada y ruidosa, y que por eso ella y Gilbert se llevaban tan bien de pequeños. Sonrió con melancolía y no pudo evitar preguntar... - ¿Cambié mucho? -

Se quedó meditando la pregunta, unos momentos.

- Pues no tanto como parece. Sigues teniendo muchas actitudes de cuando niña, como tenerme poca paciencia y golpearme ¬¬ aunque ahora intentes recatarte. - dijo frunciendo un poco el ceño, algo que no le gustaba era que intentara pasar por alguien más puritana de lo que era - Igual todos cambiamos, yo también he cambiado y más desde que me volví hermano mayor.

- A veces me encantaría poder ser yo todo el tiempo... - se quedó unos instantes meditando lo que había dicho, luego se encogió de hombros y continuó su cena - peeero bueno, debo felicitarte, eres bastante prolijo en la cocina, a diferencia de lo que uno suele imaginar xD -

- Puedes serlo, nadie te lo prohíbe, tonta. - suspiró con pesadez. Porque nadie lo hacía, ¿o sí? Luego medio sonrió - Pues yo no seré un aristócrata pero se comportarme.

- Calla, no te compares, saldrás perdiendo - bromeó y rápidamente terminó su cena. - ¡Gané! Jaaaaa - dijo mirándole victoriosa.

Lo cierto era que estar así, sin preocupaciones, sin importarle lo que cualquiera pensara, la hacía sentir muy feliz, y más feliz le hacía que la persona "a su lado" pensase lo mismo y le dejara ser la mujer "salvaje" que siempre había sido.

- Pues, claro, tú no comes, tragas muy rápido. - le picó.

Claro que él no era que comiera refinadamente, pero estaba tan relajado que era como que no quería apurar nada en esos momentos.
Eso en parte lo incomodaba, porque se había puesto a pensar demasiadas cosas raras para su gusto.

"Pero nada que una parranda entre amigos no cure." se decía. Luego iría a buscar a Francia y a España, aunque ese "luego" le hacía pensar que no tenía todavía muchas ganas de irse "Bueno, ella me echará en algún momento." supuso curvando el labio divertido, para decirle:

- De todas formas el poste no puede abandonar la mesa, ¿o sí?

- Que gracioso... - soltó fingiendo estar enojada, para luego relajarse. - No, no, el postre se queda donde esta - respondió riendo, y mirando al albino comer.

Se quedó pensativa unos momentos y al final preguntó - Hay una especie de celebración/concurso en la playa de Bélgica... ¿quieres ir? -

- Una celebración... - hizo memoria. Recordaba que a él también le había llegado una noticia sobre eso - Por mi no hay problema, suena divertido. Las playas de Bélgica tienen buena pinta. - murmuró llevándose una mano al mentón, pensando en las playas belgas y en los demás territorios expuestos.

Sin más, se apresuró para terminar la comida. Total, ya se podría comer el postre en otro momento.

Sin decir nada, la chica levantó los platos de la mesa, y los metió en el lavavajillas (estas cosas tecnológicas, en mi vida vi uno aparte del de los sims xD). La encendió y dejó las cosas lavando. - Hubiera preferido lavarlos yo, pero ya que... - soltó con un toque de resignación en su voz para luego voltear a ver al muchacho.

- Ven, tengo un trabajo MUY importante para ti, te espero en mi cuarto - dijo guiñándole un ojo para acto seguido hacer lo propio e ir a su dormitorio.

Al llegar, se apresuró al armario y sacó un paquete envuelto (que ya saben qué es xD) y lo dejó sobre su cama, otra vez iba a tener que ducharse.

Tomó un toallón y se metió al baño, abrió el grifo de la ducha y entro en ésta rápidamente. - ¡¡¡AAAAHHHHH ESTA HELADAAAAA!!! - chilló alejándose rápidamente del alcance del agua.

Subió tras ella curioso de lo que querría.

- Ah, soy el mejor. - se sonrió en un espejo del pasillo.

Al llegar a la habitación lo primero que notó era el paquete sobre la cama; al abrirlo encontró un traje de baño con motivo de vaquero.

- ¿Esto es para mí? - emocionado. Le gustaba que le regalaran cosas o mejor dicho que le dieran atenciones.

Al escuchar el gritó de la chica, asomó al baño.

- Pues a mí la vista no me enfría nada. - bromeó.

- ¡Vete al diablo Gilbert! - dijo riendo. - No, ahora en serio, ve hasta mi armario y mira que en el segundo cajón están mis bañadores, escoge uno - le dijo, mientras volvía a su guerra con el agua (???).

[Contenido del segundo cajón xD

Spoiler:

]

- Ah, claro.

Se dirigió al mueble y abrió el segundo cajón. Como había dicho que escogiera observó los conjuntos unos momentos y se imaginó como le quedarían.

- Aunque queda mejor sin nada. - se dijo con diversión.

Al final se decidió por el verde con lunares blancos; el verde le quedaba bien a la húngara. No obstante, tardó unos momentos más de lo debido en volver al baño, porque se tomó la libertad de echar un vistazo rápido al mueble. "¡Lo sabía! ¡Guarda una sartén entre sus calzones!"

- Y sino te gusta el que elegí, puedes ir sin nada.

- Ya quisieras.

Rió levemente y salió de la ducha, secándose el cuerpo con una toalla. - ¿Te quieres bañar? - le ofreció mientras tomaba el traje de baño de las manos del prusiano y se lo ponía, para luego secarse el cabello un poco con la toalla.

- Supongo que sí, apesto a ti. - rió oliendose, antes de girar y buscar la maya de sobre la cama - Por cierto, tienes buen gusto eligiendo ropa. - dijo antes de meterse al cuarto de baño; le era difícil decir un directo gracias cuando no se trataba de Alemania.

- Pues de nada - respondió, y se dirigió a la cama, tumbándose en ésta.

Bostezó y se desperezó, estaba un poco cansada, y supuso que una pequeña siesta no mataría a nadie. Así que acomodándose un poco mejor, cerró sus ojos suavemente.

Al instante se quedó dormida.

Bañándose, al fin se había quedado solo, eso hizo que empezara a prestarle más atención a la verdadera situación. Otra vez volvía a pensar que era todo demasiado irreal, empero lo que más le asustaba es que se encontraba tan a gusto que se notaba actuando demasiado bien para su gusto y encima de forma natural le salía.

Al terminarse de bañar, se colocó la maya y salió con la idea de buscar su camisa; ya cuando encontró a la ojiverde profundamente dormida, se olvidó de ese asunto.
Una parte de él le decía que le jugase una broma, la otra veía un crimen despertarla y claro que también había una tercera que le recordaba que si la asustaba o se enojaba recibiría un golpe.

"¡Ahhhhhhh, definitivamente necesito salir de parranda con Francis y Antonio!" se dijo; ¿por qué cuando se trataba de Hungría se le complicaba la existencia?

[Porque Hungría es mujer, y las mujeres tienden a complicar la existencia de todo ser vivo xD... ok, no]

Inconsciente del gran problema de indecisión que le estaba causando al hombre por tan sólo haberse dormido, soltó un pequeño gemido y se dio la vuelta, quedando boca arriba, completamente despatarrada (ustedes saben: piernas abiertas, brazos extendidos xD). Siguió durmiendo pacíficamente, con una leve sonrisa plasmada en sus labios, por lo visto soñaba algo agradable.

- Esta mujer nunca cambia. - murmuró por lo bajo con una gota en la sien al ver la impúdica y marimacha forma de dormir de ésta.

¿Y por qué sonreía tanto? Probablemente estaba teniendo algún sueño pervertido.
Mientras se ponía la camisa, pensaba. Tal vez debía dejarla dormir un rato más, pero luego podía reclamarle de que no la había despertado si llegaban tarde.

- Oye, Elizaveta. - la llamó casi susurrando mientras le acarició la mejilla lentamente.

Oía una voz que la llamaba despacio, y algo suave que le acariciaba la mejilla, una mano seguramente. No tenía ganas de despertar, pero tales atenciones merecían una respuesta de su parte.

Se desperezó sin borrar su sonrisa, y antes de abrir los ojos, reconociendo esas actitudes como únicas de la persona que era capaz de tratarla tan amable y delicadamente, le saludó. - Hola Rod... - dijo con la voz apenas ronca por la falta de volumen.

Abrió sus ojos, y se alarmó, volviendo a parpadear repetidas veces. - ¡G-Gilbert! - exclamó casi brincando de la cama.

"¿Entonces él era el que me llamaba?" se pregunto, sin poder creerse que tal acto de cariño hubiese provenido de aquél muchacho.

Apenas escuchó el nombre de Austria, sintió como si le hubiera dado un sartenazo; y eso que él se había molestado en no despertarla bruscamente para que no lo golpeara. Empero no había sido porque se sintiera celoso o herido de alguna forma por Hungría.
Obviamente si cualquiera lo confundiera con otra persona (y aunque Roderich no fuera la última persona con la que odiaría que lo confundieran (esa era Rusia)) se molestaría, porque sí, se había molestado y por eso una risa irónica no tardó en salir de sus labios.

- Una pena, yo no sé tocar pianos, pero ya sabes que puedo tocar muy bien otras cosas. Y en todo caso... - su mano volvió a rozar la mejilla de la muchacha al tiempo que su sonrisa se volvió más amplia - Yo no tengo problemas si quieres invitarlo para la próxima vez.

Se quedó en silencio varios minutos, asimilando la información, e intentando contenerse y calmarse, pero no lo logró... a fin de cuentas, ella era una chica temperamental.

Lo empujó y se levantó de golpe, acertándole una cachetada que se atrevería a jurar: fue casi tan fuerte como un golpe de su sartén. - ¡¿NO VES QUE ERES IDIOTA?! ¡¡ALÉJATE DE MI!! - chilló furiosa, no es que Prusia le hubiese tocado las narices con su comentario, es que simplemente ella no volvería a tener oportunidad siquiera de acercarse a Austria, y eso era algo que le costaría asimilar, más aún si venía acompañado de gastadas por parte de otro.

"¿Es que realmente le falla?" pensó, intentando retomar el control, mientras se alejaba de él para sacar bruscamente un vestido ligero de algodón blanco y ponérselo encima. Se detuvo frente al espejo acomodando dicha prenda, y cuando acabó, se dedicó a observar su reflejo, sin fijar su mirada en nada en particular, de nuevo la culpa aparecía tras ella y la abrazaba, mostrando su crudo rostro tétrico sobre el hombro, con una sonrisa burlona idéntica a la que el prusiano le soltase momentos atrás.