[Privado] Tomando el té con Japón.

-Oh, no diga eso, usted es un autentico maestro...-afirma mientras el otro se acerca-.¿Q-que ocurre?.-pregunta preocupado al ver el rostro del otro, aunque ya bien sabía mas o menos lo que el otro le iva a preguntar-.S-s...bueno...-trago sus palabras, por que no le gustaba mentir y especificamente mas al rubio-.Solamente me rocé un poco el tobillo...

Suspiró. Sabía que algo andaba mal. Con sutileza se inclinó frente al asiático, comenzando a examinar su tobillo. No era médico precisamente, pero no quería arriegsarse si quiera a que la lesión pudiera agravarse, así que se colocó de espaldas, agachándose un poco más.

-Sube a mi espalda... te llevaré adentro para examinarte mejor.

-Exagera...-dijo negando con las manos-.Puedo andar bien solo, he jugado el partido bien hasta ahora ¿por que no podria andar si no?.-protesto echandose andar cojeando-.Lo ve... estoy bien...-apenas andó tres pasos, cuando sintió que el tobillo le fallaba y no pudo evitar caer sobre si.-Ugh...esta bien...creo que me sobresforce...-responde medio riendose incorporandose-.

Al verlo caer, enseguida lo tomó en sus brazos, observándolo preocupado. Notando esa pequeña risa, supo que no se había hecho daño, pero aún así, no podía evitar angustiarse.

-No tienes que aguantarte... yo voy a cuidar de ti.-Comentó, mientras echaba a andar hacia la casa, con el asiático en brazos. Lo mantenía muy cerca de su pecho, con aire protector. Gran idea había sido la de jugar tennis, ahora por su culpa Kiku estaba lastimado. No pudo evitar sentirse culpable, y con el mayor cuidado del mundo, subió hasta su habitación, colocando al nipon en la cama y examinando su tobillo.-Está hinchado... iré por algo de hielo.

Suspiró resignado.-De verdad que lo siento mucho...-decia mientras el otro lo tomaba en brazos.Se preguntó a si mismo si tan poco pesaba y el ingles era bastante musculoso como para llevarlo así en brazos.-De todas formas...no deberías cuidar de mi..-dijo nostalgicamente recordando que no eran aliados, casi lo contrario-.

-Está bien....-afirmo mientras el otro se alejaba.Se incorporó un poco sobre la cama, y se quedó mirando al vacío undido en sus propios pensamientos-.

Las palabras del asiático lo hicieron pensar. "No deberías cuidar de mí...", ¿qué no se suponía que eso se hacía por la persona amada? Sin importar el papel que jugara en la guerra, seguía siendo el ser más importante para él, y eso nada lo cambiaría. Vació unos cuantos hielos en una bolsa y la envolvió en un trapo de cocina. Al volver al cuarto y encontrar al pequeño japonés, tan indefenso ante sus ojos, tan dulce... no pudo evitar sonreír. Lo amaba demasiado, pero la guerra era la guerra, y el temor de perderlo de un instante a otro, seguía latente.

-Aquí está... déjame ver.-Con mucha delicadeza para no lastimarlo, colocó el hielo en el tobillo inflamado, rozándolo apenas con sus dedos. El actuar amablemente, el darle todo lo que significa su existencia... eran cosas que sólo podría hacer por Kiku, y por nadie más. ¿Acaso el pelinegro no lo comprendía?

Se quedó en silencio aún hundido en sus dudas y pensamientos..¿Por que le tenían que surgir ahora?Con lo bien que se lo estaba pasando con el ingles...De verdad era ciertamente imbécil por preocuparse por esas cosas, ahora estaba on él.Observandole tanto tiempo desde lejos, lo que le estaba ocurríendo ahora era un sueño muy lejano, y ahora que lo estaba viviendo solo se preocupaba por estúpidas dudas,aunque importantes, no con tanto valor como el inglés.

-Gracias...-se limitó a decir-.Significa mucho para mí...-dicho esto, levantó levemente su abeza y le miró sonriente,emocionado.Los ojos le brillaban,asi que evitó parpadear para que ninguna lagrima resbalase por su piel,era lo menos que quería que pasase, y menos ante su presencia.

Observó los vivaces ojos del asiático, sintiendo como el ritmo de su corazón comenzaba a acelerarse. Con suavidad, colocó sus manos sobre la cama, a los costados del japonés y lo besó delicadamente. Fundir sus labios con los de Kiku era simplemente exquisito, y si no tenía cuidado, pronto se volvería adicto a ello. Sin embargo, dejándose dominar por la emoción tan grande que sentía en ese momento, continuó besándolo, con dulzura pero también impregnándole un poco de pasión. Si el asiático continuaba dudando de su amor, usaria sus labios, sus manos, todo su ser para borrar aquella inseguridad, e inundarlo completamente de su amor.






[xDu déjame recordar... °-° a ti no te molesta el yaoi explícito, verdad? >x>Uu ...se puede eso acá xD?]

Al principio, le sorprendió el beso por parte del inglés, pero tampoco hizo nada para impedirlo.Para él era muy dificil comprender la situación, y es que no la entendía.¿Por que Arthur actuaba asi tan de repente?Pero esa actitud le llenaba, no le hacía sentirse para nada triste, que es como se enocontraba hace unos momentos, mas bien lo contrario.Todo eso era muy confuso para él, asi que decidió que no era muy buena idea ponerse a pensar, no ahora.Asi fue como se dejó llevar por los impulsos del otro y quedó tumbado sobre la cama,bajo el otro.Sentía que a cada segundo que pasaba la pasión crecía, y desconocía lo que podía a cabo de esa pasión, esa fue una de las razones por las que se dejó llevar, y que el rubio fuese apoderando su boca lentamente.



[no, para nada me molesta xD y... supongo que se pued,mientres se avise..supomgo o-óu xD]

La fricción de su lengua con la del ingles,tan solo hacia que la pasión del momento aumentase, y que el contacto de sus lenguas se volviese cada vez mas y mas apasionado.Acorde sentía el cuerpo del ingles mas cerca suya, el calor de su cuerpo aumentaba y sentía que nunca había experimentado tal sensación brotando de su interior.En casi un auto-reflejo, sus manos que pasaban a acariciar la espalda del inglés en casi un abrazo, se aferraron, se podría decir, desesperadamente a las ropas de este, con la intención de que sus cuerpos se acercasen mas, se mantuvieran juntos el uno del otro.

Por cada beso que intercambiaban sentía que se ahogaba, el agobio de la situación le superaba, el calor de su cuerpo aumentaba y sus mejillas se teñían de un color rojizo, que aunque leve,se hacía notar por la pálida tez del japonés.Intentaba exhalar algo de aire entre aquellos fugaces y temblorosos besos,a parte su respiración comenzaba a volverse irregular y agitada.Un escalofrío le percorrió la espina dorsal al sentir el contacto de las manos del ingles acariciandole su piel, ante esto no pudo evitar ponerse un poco nervioso; pero intento hacerle caso omiso a este nerviosismo y verguenza que intentaba apoderarse de él.Sus manos aferraron con mas firmeza su formada espalda.-A-arthur-san....-logró pronunciar seguido de un leve gemido,causado por la sensacion de contacto que creaba el ingles ante él-.

En el momento en que el ingles comenzó a bajar por su cuello, echó la cabeza hacia atras,con la intención, tal vez,de hacer sentir aquella sensación en mas planitud.Cerró los ojos sintiendose avergonzado,al sentir como la parte de arriba de su ropa caía al suelo,quedando asi su torso desnudo ante el inglés,sintiendo como este se apoderaba de el con su lengua.Tragó saliva y suspiro temblorosamente intentando desifrar todo aquel abanico de placeres que se le ofrecía,eran tantas las sensaciones que se le presentaban a la vez,que no las daba ordenado en su cabeza, y mas cuando sintió levemente su mano rozando sus pantalones, inlusó se asustó un poco, pero sin darse cuenta, fue inevitable el que empezase a emitir unos jadeos, aunque suaves, se hacían oír.Al darse cuenta y casi morirse de la verguenza al escuchar su voz emitiendo esos ruidos,presionó los labios con fuerza para evitarlos, aunque aún se escuchaban gemidos,pequeños y casi inesuchables,frenados por los labios del japones.

-Arthur....-susurro su nombre mirandole con ojos emocionados-.Y yo a ti....-consiguió pronunciar en voz temblorosa.-No me dejes nunca....-repetía en susurros casi indistinguibles.Apoyó su cabeza en su hombro, acariciando suavemente el cuello del ingles con sus labios,respondiendo con cariño a los suaves besos ofrecidos por este, mientras percorría su cuello en toda su plenitud,disfrutando de su tacto, de su olor,de su esencia....Ahora sentía que nada en el mundo le podría pribar de este momento,nadie jamas podría separarlos ahora, y el japonés tenía muy claro sus ideas,quería entregarse completamente al inglés.

Ya sabía la respuesta con anterioridad, pero por una extraña razón quería oírlo de sus labios.Cerró los ojos y suspiró tranquilamente con una sonrisa de satisfacción, solo entreabrió un poco los ojos para observar bien al mayor.

Se dejó tomar, cual cría de gato se deja llevar por su madre.Curioso, observaba lo que se disponía a hacer el ingles, mirandole on los ojos totalmente abiertos, aunque no duró mucho, volteó la mirada,sonrojandose ompletamente de una vez.Tuvo que volver a mirarle, al sentir como su piel era rozada en su pierna.Se agarra fuertemente a las sabanas, intentando asi parar sus auto-reflejos aunque fuese.-Ah,...hn...p-para...-le dijo entre breves gemidos-.

Se incorporó un poco para observar como el inglés percorría suavemente con su lengua su nitida piel.Ahora se tapaba la boca con la sabana,mordiendola, reteniendo varios jadeos.-A-arthur...ahn..-intento retenerle, pero la voz no le salía, observaba totalmente incrdulo como ahora seguía subiendo hasta llegar a su entrepierna.Si alguien le dijese el dia antes que iva a ocurrir esto lo tomaría como una broma de mal gusto, nunca se imaginó que el ingles llegaría a hacer algo semejante, y lo mas sorprendente, que el se dejase llevar.Echó su cabeza para atras, con un suspiro, que mas bien parecía un jadeo, sabiendo que ahora ni el ni el ingles pararían.

Sentía cada vez mas atrevida la actitud del inglés,para él su lengua en aquel lugar se sentía tan resbaladiza,habil..y tan traviesa.Hasta ver a Arthur en tal situacion le daba verguenza hasta el mismo, para el resultaba una escena muy embarazosa, sin embargo, su traviesa sonrisa no se borraba de sus labios.Sus mejillas le quemaban, hasta incluso ahora la sgotas de sudor se hacían presente en todo su cuerpo resbalando por este.Luego la sangre corría por los labios del nipón, ya que este se habñia hecho daño al estar presionando sobre estos para evitar soltar ruido alguno.Aunque el dolor de la herida le superaba, y sinceramente le daba igual que el otro le escuchase.Empezando por un largo y ahogado gemido, siguieron a este varios jadeos que rompían el silencio de la habitación.Un gemido que se hizo oír un poco mas que los otros, fue a causa del roce de los dedos del ingles que en ese momento percorrían su parte de atras.Abrió los ojos pesadamente, y le dirigió una sonrisa cansada, pero en la cual se veía miedo por lo que pudiera pasar, pero no lo evito, por que sabía que Arthur tendría el mayor cuidado posible con èl.

Cesó el contacto de sus labios con la capital del asiático, y se incorporó, mirándolo fijamente a los ojos. La sonrisa que adornaba el rostro de Japón lo hizo estremecerse de piés a cabeza; el frágil y delicado cuerpo del oriental temblaba debajo suyo, y su mirada reflejaba todas sus emociones a la perfección. Alcanzó a distinguir el miedo, la verguenza, el placer... pero también la confianza. Japón confiaba en él, y eso provocó que una ráfaga de pasión lo atacara nuevamente. Amaba a Kiku, eso era seguro, y nada en el mundo se comparaba con tenerlo entre sus brazos, poder besarlo, hacerlo suyo. Consumaría esa alianza sin fallo, y se aseguraría de que aquel momento quedara por siempre grabado en la historia de ambos países.

Con dulzura y, quizás exagerada, delicadeza besó el hombro del nipón, para después sonreírle de forma sensual. Su pantalón cedió, seguido por la ropa interior y quedó expuesta cada una de sus regiones ante la presencia del asiático. En otras circunstancias, aquello le habría avergonzado terriblemente, de no encontrarse en estado de ebriedad, pero la sola idea de saberse fundido en un sólo imperio con Kiku, le daba a su deseo la fuerza suficiente para continuar creciendo cada vez más. Subió a la cama, quedando apoyado sobre el cuerpo níveo del nipón. Aquella sonrisa cautivadora seguía asomándose en sus labios. Ahora entendía aquel famoso refrán: "En la guerra y en el amor todo es válido". Pudo realizar la analogía, realmente ambas acciones no eran tan diferentes.

-Kiku...-Alcanzó a decir, antes de lanzar el primer ataque. Había invadido el cuerpo del asiático por completo, y conforme su miembro se abría paso por el estrecho japonés, nuevas sensaciones se apoderaron de él. Su piel estaba en llamas, y su corazón se encontraba en una desesperada carrera contra su respiración. Fue entonces cuando llegó el momento de la embestida. Primero una, dos... lentas, seguras, y dotadas de la fiereza inglesa acostumbrada.