Geirangerfjord

El frío le comenzaba a helar hasta los huesos, pero incluso aquel malestar podía ignorar en el estado de reflexión que se encontraba en esos momentos, tenía la cabeza gacha, y su mano acariciaba con lentitud el pelaje negro del gato, estaba rememorando todo lo ocurrido, las mejillas se le teñían de carmín al recordar, pero también algo surgía en su interior ¿por qué no había sido capaz de negarse? quizás... ni siquiera quería pensarlo, ella estaba bien como estaba ¿no? Sonrió con amargura y miró al pequeño animal que tenía al frente, siempre habían sido los dos, no necesitaba a nadie más, además... aquella persona no pensaba en ella de la misma forma, él había dicho un nombre, intentó recordarlo pero su memoria era pésima, pero sabiendo eso... no se arrepentía de nada.
-¡No entiendo!- exclamó frustrada mientras se colocaba las manos en la cabeza, el felino le quedó mirando asustado, por lo que volvió a la posición anterior y se colocó a acariciarlo debajo de la barbilla -Lo siento, Vlad, no quise asustarte- musitó con tono derrotado.
Sin embargo fue ella quien se asustó más al oír los pasos del chico acercándose, se inmovilizó, negándose a mirarlo, no obstante el felino al notar que había más compañía erizó el pelo que tenía en la espalda.
-Se llama Vlad- musitó ella sosteniendo al animal y volviendo a acariciarlo, para que se calmara -no le gustan mucho las personas... ni los animales, por lo que no se si sea seguro que te acerques mucho-


**
[jojojo~~! *-*! también pensé en eso hehehe n_nU y tampoco sabría como escribirlos]

-oh-

Miro unos segundos al felino que le enviaba miradas de odio, al principio creyó que debía de tratarse de un animal salvaje que ella adopto en ese momento.
No tenia nada que decir, así que solo se sentó cerrando sus ojos para intentar aunque no diera resultado recuperar un poco sus fuerzas, después de todo no había podido dormir en toda la noche y el agotamiento lo dominaba pero por mas que quisiera distraerse recordando momentos agradables, para no tener que tropezarse con los mismas sentencias que solo le traían preocupación, aun asi no lo lograba. Hasta hartarse y preguntarse directamente -¿me gusta esa niña?- pero la respuesta queda en un signo de interrogación, el amor no llega de un momento a otro, se forma con el tiempo si alguien ama a primera vista solo se trata de una simple atracción, siempre había pensado de esa manera pero quizás esta vez quería que fuera diferente.

Abrió los ojos notando como el ambiente ya no era oscuro, la noche se fue, y ninguno de los dos había podido dormir, giro la vista hacia la menor dándose cuenta que temblaba por el frió, él estaba acostumbrado a ese tipo de temperaturas y no seguía trayendo las mismas ropas húmedas al contrario de ella. Se levanto sin animo, y camino a donde estaba - si te quedas aquí terminaras con una pulmonía- le dijo -es mejor que vayas para adentro e intentes dormir.-

El ambiente le resultó bastante tenso, y mientras el rubio se quedaba inmóvil a pocos metros de ella Ru eligió mimar un rato al felino, jugó con sus bigotes, y le acarició el lomo, hacía lo posible por no exteriorizar sus sentimientos y distraerse, por lo que en ningún momento intentó mirar al noruego, estaba tan concentrada que apenas se dio cuenta que amaneció, le pareció extraño pensar que no había dormido en toda la noche y no se había dado cuenta, aunque siempre se desvelaba por lo general, no le gustaba mucho dormir. El gato volvió a su actitud agresiva y por aquello notó que el rubio estaba ya cerca de ella, tomó en brazos a Vlad para que no fuese a querer arañar al chico, cuando oyó su propuesta dudó, pero por una parte se sintió algo más aliviada al notar que al menos él no se veía molesto.
-No tengo sueño- le dijo sincera, pero con lo del frío y sus ropas, aún algo húmedas, tenía razón, sin embargo probablemente si entraba a la casa volviera a estar presente aquel incomodo silencio, que los acusaba a ambos de las actitudes que anteriormente habían tenido.

No dijo nada al respecto, si ella quería quedarse, se quedaría, pero de cierta forma igual le preocupaba, camino de regreso a la casa con toda la intención de dormir y recuperarse , era seguro que después de un par de horas de sueño las cosas no parecerían tan graves, o al menos eso quería pensar.
Al estar nuevamente adentro se dirigió hacia la habitación sentándose en el borde de la cama aún había algo que le molestaba y no podía dormirse así como así dejándola sola afuera pero ¿que podía hacer? estaba habituado a no hacer nada en situaciones parecidas, dejar que el tiempo se encargara de reparan los daños.
Se recostó unos minutos cerrando los ojos y intentando conciliar el sueño, se sentía cansado así que no seria complicado pero le seguía intranquilizado que la menor estuviera afuera congelándose en el frió– lo hubiera echo desde un principio-se reprocho, antes de levantarse tomar una frazada e ir nuevamente hacia el exterior.

Llegando allí extendió la frazada tras la rubia para cubrirla, a pesar de que el gato se veía fiero y parecía que saltaría a atacarlo, sin embargo le fue indiferente y continuo, ya después de haberlo echo volvió a entrar un poco mas tranquilo.

Al ver que el chico se iba sin decir una palabra tan solo se limitó a mirarlo. Al notar que su presencia ya no era susceptible soltó un suspiro y dejó en libertad a Vlad, el animal se mostraba más agresivo que de costumbre.
-¿Que es lo que te pasa hoy?- le consultó mirándolo extrañada, el animal balanceó la cola de un lado al otro ignorándola.
Miró al cielo mientras se iluminaba poco a poco, los rayos de sol que llegaban ni siquiera podían tomarse como fuente de calor, seguía encogiéndose de frío y probablemente era peor al saber que la única forma de que pudiese llegar a tener algo de calor fuera completamente inútil. Vlad se recostó al lado de ella, pero Ru no lo acarició, el actuar del felino le parecía demasiado extraño.
Me congelaré aquí
Sin embargo en el momento en que pensó en ello algo le cubrió por detrás, Vlad soltó un gruñido y ella dio un respingo y notó que el noruego la estaba cubriendo con una manta, permaneció inmóvil mientras sentía que las mejillas se le encendía un poco, se fue sin más, por lo que antes de que pudiera desaparecer le dijo
-... gracias-
Por unos momentos se quedó con la manta puesta cubriéndola, el frío disminuía de a poco y se sentía bastante bien, sin embargo la tranquilidad duró poco, el gato le soltó un bufido y salió de su lado con paso lento.
-¿Qué?- susurró ella irritada.
El animal se fue en dirección a la casa y la rubia solo atinó a mirarlo y llamarlo enfadada.
-Vlad no entres- le espetó cuando el animal empujaba la puerta, entreabierta, y se metía dentro.
Ese... gato
Se colocó de pie con algo de dificultad, no le dolía ya tanto para caminar pero el levantarse le dolía bastante, agarró la manta y comenzó a seguir al animal, se metió silenciosa dentro, llamando entre susurros al minino.
-Vlad si no apareces en dos segundos te cortaré el rabo- le amenazó, pero ningún respuesta hubo.
Temía más que nada por el chico, Vlad se había comportado muy raro y probablemente hiriera a Noruega, lo que le ponía un tanto nerviosa, caminó por la casa sin saber dónde buscar ni dónde ir, pero al fin vio al pequeño animal entrar a una habitación, por lo que le siguió y entró también, el gato se quedó mirándola y bufó como si se burlara de ella, no comprendiendo miró a su alrededor y notó que en la cama de la habitación había alguien durmiendo, se quedó sin respiración y se inmovilizó de inmediato.

Entro sin decir nada, no sabia si lo último que escucho había sido un agradecimiento real o solo producto de su imaginación, pero lo paso por alto dirigiéndose a la habitación para lograr descansar un poco.
Cerró los ojos, y no demoro en entrar en la primera etapa del sueño, cayendo rendido en pensamientos incoherentes y algunos repetitivos para luego de unos minutos entrar de plano con una serie de imágenes mostrándose en su cabeza como en una película mal echa. - Sr. Conejo... ¿es un pastel?- comenzó a hablar en sueños, sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor.

Vlad permanecía en la pieza paseándose apaciblemente por alrededor de la cama hasta que de un salto estaba encima, estando claro que no tenia buenas intenciones ni tampoco pretendía obedecer a la rumana, y Norge seguía inserto en su sueño sin percibir nada de lo que ocurría, en tanto el gato se encaminaba directamente a la parte superior de la cama mirando al chico odiosamente dispuesto a aunque sea dejarle un par de arañazos en el rostro pero casi por instinto el noruego reacciono antes de que sucediera alcanzando a sostener al animal con las dos manos - tu no eres el Sr. conejo - dijo en un estado somnoliento, sin fijarse que el gato se enfurecia y se tiro encima de él hiriéndole la mejilla para después correr hacia donde se encontraba Amelia.

Ciertamente se sentía como una "ladrona", o algo por ese estilo, el haberse internado de manera sigilosa en la habitación del noruego le había dejado inmóvil, perpleja, tanto así que la molestia que sentía por el actuar del gato había disminuido, sin embargo hizo lo posible por llamar al gato entre susurros y avanzaba lo más despacio e insonoramente posible hacia él. Pero, gracias al silencio reinante en la habitación, algo desvió su atención.
¿Se-señor conejo?
Si hubiera podido se hubiese largado a reír, pero como bien sabía no debía hacerlo, por lo que se mordió el labio inferior con fuerza para no estallar en carcajadas; aunque bien sabía que las palabras también le resultaron particularmente adorables, no obstante era obvio que nunca lo aceptaría. Por esa razón no notó que Vlad había dado un salto hasta llegar a la cama del chico, hasta que vio que se acercaba peligrosamente a la cabecera.
-¡Vlad, vuelve aquí!- le susurró en tono de reproche.
El gato ni siquiera le dirigió una mirada, levantó la pata, con la clara intención de mandarle un arañazo al chico, Ru avanzó de manera algo atropelladora, y torpe, sin embargo Noruega alzó al pequeño animal, volviendo a referirse al señor Conejo, lo que hizo que Vlad se abalanzara sobre él, Rumania tan solo pudo mirarle asombrada, tan solo reaccionó cuando Vlad se colocó a sus pies meneando la cola, como si celebrara.
-Te has pasado- le gruñó ella.
Luego se colocó al lado del noruego, tratando de no parecer muy preocupada, ni culpable, le miró el rostro y notó que tenía unos cuantos rasguños en las mejillas, sangraban un poco, pero no era nada alarmante. Suspiró sintiéndose un poco ridícula en aquella situación.
-... lo lamento- musitó bajito, tratando de que él no la escuchara -traeré el botiquín, para curarte-

Al parecer el noruego no entendía mucho, o más bien nada, de lo que había ocurrido, su expresión de indiferencia era reemplaza por una más bien de somnolencia, aunque no sabía decir si era realmente un gran cambio, al que se pasó las manos por las mejillas llevandose algo de sangre a estas, Ru alzó una ceja, confusa, parecía actuar sin pensarlo, luego se acomodó mejor en la cama, y le hizo aquella pregunta, ella se acercó más, completamente asombrada ¿es que acaso en serio no entendía nada? se preguntó algo aliviada, ya que su presencia aquí era la de querer evitar lo que el gato ya había hecho.
-¿no lo entiendes?- le preguntó suspicaz, quizás tan solo buscaba tomarle el pelo, haciendo que ella le reafirmara que había venido a "salvarlo" de Vlad.
Sin embargo al darse cuenta de la mirada del rubio soltó un suspiro, Vlad aun continuaba aquí mirandolos con cara de profunda molestia. Se dirigió hasta él y lo tomó en sus brazos, el animal se resisitió en un principio pero luego se calmó.
-Al menos te pondré vanditas- le dijo -asi que mas te vale que continues despierto para cuando vuelva-
Salió de la habitación dejandola entreabierta, probablemente le costara luego volver a encontrarla. Dejó a Vlad en el comedor, sentado en una silla, este le miraba atento mientras ella buscaba el botiquín y sacaba las vanditas, supuso que llevar alcohol no estaría demás, por lo que ya con las dos cosas le ordenó al animal que se quedara allí.
-Estás muy equivocado si crees que no estoy molesta ¿me escuchaste?-le gruñó y luego se fue a la habitación del rubio, la cual luego de un tiempo volvió a encontrar.

Paso el tiempo, no tenia claro cuanto pero lo suficiente para aburrirse, desde que la rumana había salido de la habitación en busca banditas y demás cosas, no era necesario le hubiera gustado repetírselo pero se limito a quedarse callado escuchándola.

-asi que mas te vale que continues despierto cuando vuelva...- repitió en su mente lo anteriormente dicho aun en un estado somnoliento, ¿era necesaria esa conminación? se pregunto, los ojos se le cerraban por si solos, no debía dormirse seria irrespetuoso de su parte así que movió la cabeza a ambos lados intentando retomar la conciencia, pero no ayudo mucho. - 5 minutos...- si eso era, solo se dormiría cinco minutos y después despertaría para seguirla esperando si es que no llegaba antes, difícilmente eso sucedería además el piso era ruidoso, la sentiría venir.

Entró a la habitación y cerró la puerta, caminó con paso algo apresurado hasta llegar donde estaba el noruego y se quedó perpleja al verlo durmiendo ¿acaso no había especificado que NO se durmiera? gruñó mirándolo irritada ¿por qué tenía que desafiar su paciencia? luego de que Vlad ya la había agotado tenía que él hacerla enojar aún más, pero se la cobraría, no ahora, pero quizás si después. Suspiró cansina y colocó las cosas en la cama, no lo iba a dejar con los rasguños en la cara, le había costado ya sanarle los anteriores para que su trabajo se viese destruido por su gato. Se subió a la cama y se trasladó hasta quedar a la altura de la cabeza del muchacho, allí destapó el alcohol, lo untó en algodón y se lo aplicó en la piel, sopló para que no le ardiera, luego le aplicó las banditas, y dejó las cosas a un lado para luego ir a dejarlas al botiquín. Sin quererlo se quedó unos minutos mirando al rubio, le pasó una mano por el cabello rubio, y suspiró, sus pensamientos eran poco coherentes, y hacían que se sonrojara notablemente, pero al menos tenía la garantía de saber que Noruega no podía verla de esa manera. Bajó su mano hasta la mejilla del chico y la acarició con cuidado, simplemente no podía entender lo que sentía, pero algo le impulsaba a hacerlo, prefería comportarse así, ahora que él no era consciente. En la mente se repetía que probablemente no debería estar haciendo ello, que debía alejarse, porque ella sabía bien el miedo que había sentido al tenerlo tan cerca, al pensar si realmente lo quería, si realmente le gustaba. Cerró los ojos por un rato, cansada de que su mente debatiese, luego los abrió un poco y se agachó para rozar sus labios con los del rubio, lo había hecho sin pensar, pero a fin de cuentas era lo primero que había asaltado su mente desde que se le quedó mirando fijo, se separó de él y volvió a suspirar, lo único que podía concebir era que aquella sensación que tenía al besarlo era algo que le costaría abstenerse.

Si bien tenía las mejillas sonrojadas cuando el roce acabó aquel color se vio pálido en contraste con el rojo que dominó su rostro cuando notó que el chico se despertaba, abrió mucho los ojos y se quedó inmovil, como roca.
¿Lo sabe?
Estaba demasiado nerviosa, pero suspiró internamente al oir la pregunta del noruego, se despaviló de inmediato y tomó el alcohol en las manos, enseñandoselo.
-¿Que crees? por supuesto que curandote- puso gesto de molestia -te dije que te quedases despierto-
Sin embargo se quedó sin más palabras al oirle nuevamente ello, claro, claro que le había pillado besandolo ¿si no por qué mas diria aquello? se golpeó mentalmente regañandose ¿por qué lo había hecho? por supuesto que siempre existió el peligro de que él despertara en medio de todo ... pero era casi imposible, se veía exhausto, como si necesitara descansar de forma urgente. Bajó la mirada mirandose las manos, que le dijera ese tipo de cosas le hacía sentir mal, no, no quería encariñarse con él, no quería que le gustara, no quería nada, no era necesario... no quería ser herida, pero se le estaba siendo imposible ¿por que tenia que ser tan impulsiva ahora? acaso... ¿acaso realmente...? ¡No, no podía! movió la cabeza hacia los lados tratando de que sus pensamientos cesaran. Al menos la ultima pregunta podría hacer que cambiaran de tema, por lo que se centró especificamente en ello.
-Dije que no era necesario- suspiró irritada.
Se dio la vuelta para marcharse a dejar las cosas al botiquín, y de paso huir del noruego, pero se quedó trabada a medio camino, en el pasillo estaba Vlad, y bajo este, desgarrada la camisa que Noruega le había pasado para que se cambiase, se quedó inmovil tratando de que el enojo no le dominara el cuerpo y le tirase lo que tenía en las manos a su mascota... hoy si se había pasado.

Presentía aquella reacción, y por eso mismo había dicho eso ultimo.
No hizo nada para detenerla, era mas fácil seguirla aparte el cansancio que tenia ya había cesado y quedarse tendido en la cama le resultaba molesto, hay mejores lugares para descansar sin ganas como un bosque o al frente de la ventana pero nunca su pequeña habitación.

Salio de la pieza un poco después que ella, fijándose que aun permanecía en el pasillo, siguió la mirada irritada de Rumania encontrando a Vlad sobre lo que parecía ser un pedazo de tela que reconoció de enseguida, se acerco sin hacer mucho ruido -le hace honor a su nombre...- dijo agachándose para mirar con atención la tela - no te queda opción...además el pastel ya se acabo- volvió a levantarse, para pasar de largo dejando a ambos invitados en el pasillo dirigiéndose a lo que parecía ser la puerta de salida.

-Vuelvo en un rato...- dijo sabiendo lo mal educado que estaba siendo al dejar así como así sus visitas, pero cabía la posibilidad de que la rumana olvidara su orgullo y lo acompañara.

Se cruzó de brazos, mirando con su peor cara al gato ¿es que acaso tan solo había venido para molestar? se le escapó un gruñido, pero se quedó helada al ver al noruego a su lado.
Perfecto pensó irónica.
Cuando él se acercó para mirar ella se adelantó para tomar el gato y alejarlo, desde que el rubio había aparecido el animal se había dedicado a gruñir, comenzaba a fastidiarle no entender qué demonios le pasaba, cuando lo tuvo ya en sus brazos el felino le lamió una mejilla, contento, pero luego continuó mirando con odio a Noruega. Se distrajo al oírle decir que no tenía más salida, le miró ceñuda, no era eso lo que le debería preocupar ahora ¡era SU camisa!
-Te la pagaré- le dijo con tono irritado. Al escuchar lo del pastel le inquirió con la mirada -¿no se supone que no te gustan las cosas empalagosas?- consultó confusa.
De un momento al otro él se dirigió a la puerta de salida, obviamente sabía que su fin era ir por un vestido, y si le seguía sería como si cediera y eso no lo haría. Miró a Vlad y recordó el incidente de la camisa.
Quizás...
-Bueno, en algo ha ayudado lo que haz hecho- le susurró -pero no creas que te salvaste-
Aún con el felino en los brazos se acercó a él y le jaló de la ropa para que tomara atención.
-Solo voy porque te debo la camisa- hizo un mohín de enojo y evitó mirarlo directamente.

-No es necesario... - le dijo deteniéndose y dándose vuelta hacia donde estaba ella, pasando por alto lo de los dulces.

No sabia que tenia aquel gato en contra de él, pero no le alteraba seguramente solo quería cuidar a su ama ... y hasta ahora ninguna de las cosas que había echo resultaban graves, ambas tienen remedio. Cuando se percato que era levemente jalado de la manga, se quedo en silencio ante la insistencia -podríamos comprar cerezas- desvió el tema -... o quizás fresas.- Ambas frutas eran su debilidad tan solo imaginárselas insertas en algún tipo de dulce, incluso en su estado natural se asemejaban al paraíso pero esta vez solo las utilizaba como excusa.

- ¿iras vestida así?- le pregunto al fin, recordando el mal estado del vestido, no podía dejarla ir a si, por el simple echo de que una señorita debe estar presentable siempre y a pesar de que el ropaje anterior estuviera echo trisas lo intentaría una vez mas. Sin decirle nada entro a una de las habitaciones mas alejadas de la sala, demorándose unos minutos en regresar y cuando eso sucedió trayendo otro tipo de vestimenta en sus manos.
Se acerco haciéndole una seña con la mano para que bajara a Vlad y poder pasarle la ropa, temiendo que rompiera también esta, no es que fuera materialista ni nada pero a esa en especial le tenia cierto grado de aprecio (?) ya que pertenecía a una de sus antiguas colonias que siglos atrás habían convivido con el.

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Perdon por demorar ; ; ~ es que me tenian un poco saturada de trabajos n.nU

-¡Espera!- le dijo inflando una mejilla -no era una pregunta, dije que te la pagaré- sin embargo el noruego parecia ignorar cada una de sus palabras, lo que hizo que se irritara más aún -Espera, intentas cambiar el tema- refunfuñó, no obstante se le quedó mirando al mencionar las fresas.
¿Fresas?
Hacia mucho tiempo que no comía y eran su fruta favorita, intentó no demostrar su interés y continuó tratando de llamar la atención del rubio, pero al parecer él no tenia intención alguna de tocar el tema de su camisa, le mencionó su vestido incluso, lo que hizo que se mirara, ciertamente no era la mejor forma de salir a comprar, se sonrojó un tanto, de todas formas despues de todo lo que habia pasado no estaba tan mal... TAN. El se fue sin decir nada, aunque Ru ya se estaba acostumbrando a ese actuar tan... silencioso, por lo que esperó con gesto molesto. Cuando volvió se asombró bastante, volvía a traerle ropa, pero esta vez distinta, al ver su gesto bajó al gato y le dijo.
-Quieto Vlad, si no quieres verme mas molesta que nunca te aconsejo que no muevas ni un pelo-
Se acercó a él e infló ambas mejillas, volteando el rostro.
-Bien, me cambiaré- aceptó, pero continuó -sin embargo te pagaré la camisa ¿bien?-

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No te preocupes Yuki-chan~~! n_n! lo importante es que haz sobrevivido y ahora toca descanso *-*!

La verdad era que ni siquiera se había fijado bien en que iba a vestir, por lo que cuando entró a la habitación para cambiarse se llevó una sorpresa, alzó una ceja pensando que quizás eso no se vería muy… bien en ella, pero tampoco es que a estas alturas pudiese quejarse con él y exigirle otra cosa, debía conformarse. Suspiró y luego se colocó todo pensando que probablemente solo estaba exagerando, la ropa se vería bien, pero su primer pensamiento había tenido razón, se miró por el reflejo de una ventana y descubrió que además de ello le quedaban holgadas, lo que hizo que frunciera el ceño de inmediato, con las mejillas algo sonrojadas. Miró la puerta como si pudiese atravesarla y fulminar con la vista al noruego.
Si ese idiota se ríe será hombre muerto…
Se demoró algo en decidir si quedarse con su roto vestido o con las vestimentas, pero al final optó por suspirar y salir de todos modos. Abrió la puerta con lentitud, tratando de alargar el momento, dio dos pasos fuera y evitó mirarlo.
-Estoy lista- murmuró avergonzada, aún con el color rojo en el rostro, pero luego levantó la vista con rapidez y le espetó –si veo que alguien se ríe de mi puedes considerarte muerto- le amenazó cruzándose de brazos.

No dijo nada ante la amenaza estando seguro que las demás personas tenían la suficiente cortesía como para no mofarse de ajenos.

Indiferente camino unos pasos donde Rumania quedando frente a ella, doblando un poco las piernas para quedar a su estatura tomándola de la muñeca para redoblar un poco las mangas del chaleco, la observo un par de segundos cerciorándose de que fallaba, en conclusión... todo un poco, simplemente no era la ropa adecuada pero no evitaba que de cierta forma se viera bien. -Te ves menor- concluyo, para luego nuevamente caminar hasta puerta principal, aun pensando a que lugar podrían ir.

Aun indeciso una pregunta paso por su mente a pesar de que no sabia con exactitud donde quedaba el país Rumania tenia una idea mas o menos de donde se ubicaba, entonces ¿por que vino de tan lejos? o tal vez se había perdido, pero era imposible si así fuera se hubiera topado antes con esos países Hungría, Lituania o con Suecia quienes la habría ayudado a volver. -¿Por qué viniste hasta aquí? - le pregunto directamente.

Allí estaba, sí, allí estaba de nuevo ignorandola ¿por qué demonios no le gritaba en la cara que le pusiera atención de una vez? pero no lo hacía, no quería hacerlo, pero ¿cual era la razón? definitivamente deseaba saberlo, pero también tenía miedo de que la respuesta fuera alguna que puediera no gustarle, o al revés. Sus palabras hicieron un cambio radical en sus pensamientos.
¿Entiendo?... ¿¡Entiendo?! ¿QUE HABIA ENTENDIDO?
Ahora era ella la que no entendia, y coincidentemente no entendia lo que él había entendido. Estaba confusa y se sentía algo desesperada por lo mismo, no quería que él entendiera, quería ser lo menos clara posible, no quería decir lo que sentía.
-¿Dices que soy ruidosa?- gruñó, pero internamente sintió un gran alivio, ya que a fin de cuentas si le importaba un tanto si él se hubiese dispuesto a hecharla.
Al abrirse la puerta llamó a Vlad, este se había quedado obedientemente esperandola.
-Nos acompañas, ni creas que te dejare aqui para que destruyas todo lo que hay a tu paso- bufó.
No lo tomó en sus brazos, por temor a que el gato fuese tan lejos como para romper la ropa de todas formas, por lo que el felino tan solo se quedó a su lado y la siguió cuando salió de la casa. El frio le llegó en la cara, pero al menos ya no tenía puesto el vestido mojado. Se dio media vuelta y miró al noruego con una clara interrogante.
-¿donde iremos?- consultó.

Espero a que ambos pasaran siguiéndola unos pasos mas atrás, casi perdido en su mundo pensando en cosas de poca importancias meras trivialidades para intentar no recordar su vergonzoso comportamiento de la noche pasada, pero era tarde aquel pensamiento se había apropiado de nuevo de su mente, era algo que tenia que resolver aun así no podía preguntárselo directamente temiendo volver a ese incomoda atmósfera que se genero anteriormente.

-No muy lejos - se limito a contestar, claro que para él "no muy lejos" es un viaje de mas de dos horas de caminata. Ciertamente era un paseo algo silencioso, de vez en cuando cruzaban algunas palabras y de lo que podía recordar desde siempre había sido así prefiriendo la compañía de la persona sin la necesidad de mantener una conversación.

-¿Estas aburrida?- le pregunto desviando su atención del paisaje que los rodeaba.

Como estaba delante de él, muchas veces tuvo que darse la vuelta para cerciorarse si realmente iba por buen camino, no sabía donde se dirigían solo caminaba de manera un tanto inercial, mientras miraba el paisaje o comentaba algo, no quería volver a los pensamientos que le agobiaban ya, solo deseaba algo de quietud, de calma, no continuar rememorando aquello que pasó, porque no tenía respuesta, no tenía salida… o quizás si la había pero se negaría a aceptarla. Al menos tenía el consuelo de que al lugar donde se dirigían no quedaba muy lejos y llegarían en poco tiempo. Le miró de reojo, él también parecía pensar, pero su rostro no le podía dar indicio alguno de que era lo que ocupaba su mente, siempre se veía indiferente y eso era algo… incomodo, por lo general era fácil reconocer las emociones de las personas por medio de sus gestos, pero de él no, claro que no. Soltó un pequeño suspiro y volvió a dirigir su mirada al paisaje, la verdad era que el lugar era realmente hermoso, aunque ayer lo había insultado y maldecido de todas las maneras posibles, pero era por el accidente nada más. Al oír la pregunta se dio la vuelta para mirarle, pero no dejó de caminar.
-¿Aburrida?-repitió en voz baja –No, no lo creo-
Aunque siendo sincera prefería hablar para que los, molestos, pensamientos y recuerdos no volvieran a presentársele.
-¿Tu si lo estás?- le consultó.
Al menos debía intentar seguir con la distracción, últimamente se le volvía a presentar en la cabeza el momento en que los dos se habían besado, era más que probable que estuviese sonrojada, y necesitaba sacar esa imagen de su cabeza como fuera.