Geirangerfjord

Negó con la cabeza.
Realmente prefería estar en silencio, sin tener la molesta necesidad de entablar una conversación mientras caminaban siendo absorbidos la quietud del lugar. No faltaba demasiado para llegar a un pueblo cercano que se hallaba al lado del fiordo, muy pacifico, allí podrían comer algo o tomar directamente el tren hacia el verdadero destino.

Continuaron. Quizás Noruega aun estaba un poco somnoliento, sin percatarse que desde hace unos minutos habían entrado al pueblo y tomándolo por sorpresa cuando escucho su nombre en el aire, volteándose y viendo a una de las tantas personas que lo habían visto crecer.

"Buenos días, ¿Noruega ella es tu nueva hermanita?"- pregunto una tipa que se acercaba a ambos~ Pero el se limitaba a saludarla formalmente, sin decir nada al respecto.

-Si que eres una pequeña niña muy linda ¿quieres un dulce?- continuo hablando la señora mientras agarraba de las mejillas a Rumania tratándola como una niña de no mas de 7 años.

El no pronunció palabra alguna por lo que tuvo que conformarse con distraer sus pensamientos ahuyentandolos cuando se diera cuenta de que le invadian la mente, sin embargo no fue lo suficientemente persisitente, se dio por vencida y dejó que la duda volviera a asaltarla ¿que era lo que sentía por él? Dio vuelta un tanto la cabeza para observarlo con disimulo, él parecia en otro mundo, como si el alma le hubiera abandonado el cuerpo y su unica funcion fuera caminar, también otra duda le inquietaba, él había asegurado dos veces que gustaba de ella, pero... Ru no podía creerlo, era como si no le cupiera en la cabeza, su personalidad, ella misma, no tenía a gustar, ni a agradar, menos a Vlad, claro. Frunció el ceño, confusa. Eran temas demasiado complicados, nunca llegaba a una respuesta y eso era bastante frustrante. Apenas notó cuando llegaron al pequeño pueblo, pero cuando una mujer se le acercó al noruego sus pensamientos cambiaron de curso de inmediato, ella le hablaba al chico con bastante familiaridad, aunque él apenas soltara un par de palabras, lo que hizo que se sintiera... ¿distante? al rubio, para evitar hacer cualquiera demostración de su pesar prefirió colocar atención a las palabras de la mujer, que ahora se dirigian a ella.
-¿Hermanita- frunció el ceño al ver que la mujer pensaba que ella era menor -Se equivoca, yo soy su...- pero se quedó sin palabras ¿su qué? se inquirió ¿conocida, amiga, su qué? al quedar el espacio en blanco optó por responder rapido -soy Rumania- sentenció finalmente.
Sin embargo cuando la desconocida mencionó su altura perdió toda la paciencia (que no era mucha que digamos)
-¿Pe-pequeña?- repitió gruñendo, pero si ya estaba enfadada cuando mencionó su estatura cuando agarró sus mejillas estaba que echaba humo.
-Señora- musitó entredientes, tratando de evitar añadir un insulto -primero NO soy pequeña, segundo las golosinas y dulces son para niñitos chiquitos, no para alguien como yo-
Y si no deseas que te salte encima, vieja, deja de agarrarme las mejillas como si tuviera cinco años!
Este último pensamiento le llevó a un recuerdo de hace unos cuantos minutos solamente.
-Te ves menor-
Fulminó con la mirada a Noruega, con que a eso se refería... ¡por supuesto! era por eso que se decia que no trajera puestas esas ropas tan grandes, si no las llevara puestas de seguro que no la confundía, se intentaba convencer sin mucho exito.

Observo con gracia la siguiente escena, el paciencia de Rumania parecía acabarse rápidamente, lo que esperaba, tratando de parecer indiferente ante aquella mirada que asustaba, pero de todas formas se sorprendía al no oírla insultar, intentando distanciar a la señora de forma educada. Después de todo si puede controlar sus actos pensó, lo que lo llevo a considerar diversas cosas.


-Lo siento, pero estamos apurados- hablo, para luego tomar la mano de la Rumana y echarse a correr, algo arrepentido por que el si quería esos dulces pero no tenia opción si se quedaban terminarían perdiendo toda la mañana y las mejillas de la menor fuertemente adoloridas, corrieron una distancia adecuada para perderla de vista, y parando de forma brusca en medio del pueblo.

-mentiste- le dijo mientras se recuperaba.

Estaba apunto de explotar cuando el noruego intervino, muy en el fondo se sintió agradecida por ello, él le tomó la mano y salieron corriendo en el acto. Mientras se trasladaban ambos por el pueblo tan solo se pudo fijar en mano unida a la de él, se sonrojó por fijarse en ese tipo de cosas, pero al menos tenía el consuelo de que al menos este sonrojo podía camuflarse con el que poseía ya gracias a la mujer que agarraba sus mejillas apenas hace unos momentos. Cuando pararon se dedicó a intentar recuperar el aliento, sin poner mucha atención a donde estaban. Alzó la cabeza al escucharlo.
-¿A qué te refieres?- le preguntó confusa, sin entender porque aseveraba que había mentido.
Al siguiente momento sintió que algo tiraba de su ropa, volteó el rostro para ver de que se trataba, y se encontró con Vlad.
-¡N-no hagas eso!- exclamó algo molesta, pensando que deseaba hacerle algun daño a la ropa.
Sin embargo el animal siguió intentando tirar de ella, sin prestarle atención a sus palabras.
-Vlad, obedeceme-
Le hubiera gustado tomar al gato en sus brazos, pero de cierta manera no tenía intención alguna de soltar la mano del rubio.
¡¿QUE?!
Fue como si algo en su mente le hubiera dado dos cachetadas ¿que demonios estaba haciendo? se preguntó, miró el agarre, sin embargo no le soltó.
-Vlad...-
No obstante al dar vuelta de nuevo, el gato se alejaba de ella.
-¡Vlad, ven!- le urgió.
Pero el felino hizo oidos sordos y continuó con su caminar, luego de unos segundos se perdió de vista. Ru suspiró pesadamente.
No tiene remedio, le dejaré, al menos es imposible que se pierda... siempre vuelve

-Y-yo no he mentido- le dijo algo nerviosa al verse descubierta -¿no me oiste?- le preguntó fingiendo enojo -los dulces son para niños pequeños- sentenció.
Vlad le preocupaba un tanto, pero despues de tanto tiempo con él, y de conocer su caracter independiente optó por dejarle, tampoco es que hubiese recorrido poco trayecto para encontrarla hoy, de seguro estaría bien.
Al oirle asintió con la cabeza.
-Estará bien- se limitó a responder.
El pueblo era bastante tranquilo, no había mucha gente, y tampoco es que fuera muy grande, por lo que no había tampoco mucho peligro, además... Vlad estaba lo suficientemente extraño para que quisiera tener un respiro de él. Estaba en aquellas conclusiones cuando sintió que él tiraba de ella de pronto, comenzando a caminar de nuevo.
-¿Donde vamos ahora?- le consultó confusa.
Siguieron caminando por un rato hasta que la respuesta le llegó de sopetón, el lugar en si era bastante acogedor, quizás no muy grande pero si lo suficiente para cumplir su labor, el aroma a comida fue lo que finalmente delató todo.
-¿Vamos a comer?- se extrañó, pero luego recordó de que ella había sido la única que había comido pastel, por lo que no se rehusó. Sin embargo, de todas formas revisó su ropa... por supuesto, no era su ropa, o sea, no estaba su dinero, en el caso de que algo hubiera "sobrevivido" después de lo que ocurrió ayer. No tenía nada.
Perfecto pensó sarcastica.

Exhaló un suspiro al entrar al lugar, miró al rubio con el ceño algo fruncido, evitando su mirada. -Te devolveré el dinero ¿bien?- estaba apunto de darse con algo en la cabeza, por supuesto, estaba completamente decidida a comprarle una camisa nueva, etc., pero ¿con que? había dejado todo en su vestido, si es que aun existía dinero en esos bolsillos. Mientras caminaban dentro, se fijo que el lugar era bastante lindo, sencillo, pero con bonita decoración y sobre todo ambiente realmente relajado y tranquilo, aquello le agradó, y se sintió un tanto a gusto en el lugar, sin embargo cuando llegaron a una mesa y él mencionó lo respecto a sus manos toda su serenidad se esfumó. -¡¿Eh?!- exclamó tratando de hacerse la desentendida, sonrojándose de inmediato -¡p-por supuesto!- soltó el agarré del noruego, y se sentó rápidamente tratando de mirar a otro lado y así disimular el sonrojo de sus mejillas y su nerviosismo.

Le hubiera gustado sonreír ante ese comportamiento tan extraño de la pequeña, pero no seria algo que el haría. Sin prestarle mucha atención se sentó en la silla del frente y tomo el menú entre sus manos, se preocupo un poco por la menor por que todo estaba escrito en noruego o quizás con suerte ella sabría el idioma pero era muy poco probable.

En fin el solo podría un café y algunos boller (pan dulce noruego), eso seria bueno para comenzar el día y lo mantendrá vivo (?) durante el viaje, también recodando que le faltaba comprar los pasajes~

-¿que pedirás?-


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Saku~ leyendo por hay encontré que los noruegos son unos alcohólicos xD tengo tema para mas adelante *-*

Cuando tomó el menú y dio vuelta la portada descrubrió que no entendía absolutamente nada. Intentó descifrar de alguna manera (?) lo que decía, pero la verdad era clara: no podía de ningun metodo saber que demonios decía ahí, solo le quedaba preguntar, se quitó un tanto el menú del rostro, asomando sus ojos de forma "disimulada".
N-no, lo haré yo sola, yo puedo
Frunció el ceño y continuó con sus, funestos, intentos de entender al menos una sola palabra de todo el menú. Al septimo intento bufó derrotada, y molesta, sin embargo antes de que pudiera decidirse a tragar su orgullo y preguntar él le consultó que pediría, sin saber que hacer solo colocó el menú en la mesa y apuntó lo primero que estuviese allí.
-Q-quiero eso- musitó intentando parecer convencida, aunque su rostro reflejaba lo nerviosa y temerosa que estaba, una mezcla entre su obstinación, el miedo de qué demonios había pedido, y a la vez algo de verguenza por no ser capaz de preguntar.


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Ahahahhaa *imaginandose a Norge ebrio* no tenia idea xDD! sera muy interesante *O*

Observaba a Rumania con disimulo, a simple vista se comportaba como usualmente solía hacerlo, a pesar de que no lograba verle el rostro por culpa del menú. Penso quizás era mejor que el le dijera que era cada cosa que estaba allí escrita.

Pasarón unos pocos minutos hasta que escucho la respuesta acercando la vista al lugar apuntado para leer que decía.

-¿Segura?- Inquirio ante tal pedido, y como presentía la rumana no entendía el idioma aunque pensándolo bien tampoco era tan raro querer comer eso en el desayuno, incluso hasta era nutritivo y le daría energía.
Espero uno breve tiempo y al no recibir ninguna contradicción, hizo una seña a la señorita mesera que se acerco a ambos preguntándole sus pedidos.

Intentó parecer completamente "segura" a la hora de apuntar lo que decía el menú, sin embargo que el noruego le hubiese preguntado ello destruyó toda su "seguridad", intentó no cambiar la expresión que tenía en el rostro ni nada, pero le fue francamente imposible. Miró el menú con terror, pero no le respondió al chico, no podía retractarse ahora, ya había llegado demasiado lejos para "darse por vencida" y preguntar. Tan solo asintió con la cabeza y cuando llegó la mesera preguntando lo que pediría volvió a limitarse a apuntar, por supuesto, tampoco tenía idea de como pronunciar aquello, y claramente no tenía el valor para decirlo y arriesgarse a quedar en verguenza. Luego de todo el pedido suspiró ofuscada.
-Soy una idiota- murmuró bajito, sin darse cuenta.
Si tan solo dejara alguna vez su maldito orgullo de lado, ahora tendría que comer quizás que...


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Gomen por la tardanza ;__; mi colegio quiere matarme a tanto estudio Dx!

Bien, la rumana estaba segura, eso lo hacia tranquilizarse un poco pero era inviable hacer caso omiso a sus expresiones de desconcierto. En cambio el pidio sin problemas lo que deseaba comer.

A los siguientes minutos después de que la mesera les hubiera recogido los pedidos, la espera resulto tan silente como el resto de viaje, le preocupaba que quizás estuviera aburrida ya que ella parece ser una niña extrovertidas de esas con las que se pueden pasar horas y horas hablando. -Si no te gusta, podemos cambiarlo- le dijo mientras miraba abstraidamente por la ventana notando como de a poco parecía revivir el pueblo, y en ese momento un peculiar idea cruzo su cabeza. -Quiero conocer tu país- musitó seguro, para el no era muy común conocer por esos lugares.

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No te preocupes n-n suerte con el colegio!

Cuando la mesera se fue de nuevo volvió el silencio, miró a Noruega, sin saber que hacer ni decirle, sin embargo este se limitó a observar por la ventana de manera completamente ausente y distante. Cuando habló le tomó por sopresa, ya que había concebido que probablemente todo seguiría en mutismo hasta que llegara la chica que los atendía con la comida.
-Pedi algo que me gustara, por supuesto- refunfuñó.
Sería algo asi como un milagro si asertaba.
Y el silencio volvió. Sin saber que hacer se miró los zapatos y comenzó a mover la piernas, arriba a abajo, reiteradas veces, incluso sin darse cuenta no paró cuando él le confesó aquello.
-¿Quieres conocerlo?- repitió confusa, por alguna razón no se habría imaginado al chico interesado en su país, pero en el fondo se sintió algo... alegre -pues... entonces aprovecharé aquella ocasion para pagarte todo-sentenció, luego agregó mirando hacia la ventana, con las mejillas un poco rojas -y si es pronto mejor, no me gusta sentir que le debo algo a alguien- claro era verdad, pero esa no era la unica razón.