Entre Ponys y Girasoles (Privado)

Polonia arregló los papeles bajo su brazo y caminó hasta donde estaba la casa del Ruso. Venía meramente por trabajo, un favorcito que le estaba haciendo a Lituania -él lo ayudo con el cambio de cortinas-. Suspiró, se arregló un poco el traje y se preparó para tocar.

Uno, dos, tres......sin respuesta.

-¡Venga, Iván! ¡Ábreme, no tengo toda la vida, osea tengo que peinar a mis ponys tipo ahora!-Se cruzó de brazos, refunfuñado por lo bajo.

Volvió a tocar repetitivamente, infló sus cachetes y puso su mejor cara molesta.

Escuchó los golpes mientras se encontraba bebiendo un poco de vodka en el salón de su casa. Se puso de pie, y ya iba caminando hacia la puerta cuando pudo oír el grito.

Arqueó las cejas, sorprendido. No había lugar a dudas respecto a la identidad de la persona tras la puerta, pero lo curioso era que fuese precisamente él quien estuviera ahí.

¿Y por qué?

Sonrió, alegremente, y finalmente giró la perilla.

-¡Privyet!- saludó, animosamente. -Entonces, ¿finalmente has decidido venir conmigo?

Cuando
ya pensaba darse la vuelta y decirle a Liet que le haría otro favor, el ruso se
digno a abrir.

-Ni lo sueñes-le dijo cortante-vengo a hablar unos temas que Toris me pidió que
hiciera por él, ósea le captas, ¿no? …Venga ya, quítate de la puerta así pueda
pasar y terminar esto de una vez-dijo rodando los ojos.

La verdad odiaba estar en casa de Iván, pero no iba a romper su promesa
simplemente por eso

Primero puso una cara de incredulidad. Luego adoptó un gesto ligeramente irritado: Polonia nunca parecía tener miedo de él, y aquello... bueno. No es que le gustase mucho. Se había dicho, al principio, que sería divertido hacerlo doblegarse, pero bien, Lituania siempre había estado ahí para protegerlo, y aquello sólo lo hacía ponerse de mal humor.

Desahogarlo en el cuerpo del lituano era algo que siempre había disfrutado, medianamente, aunque el enfado que el polaco le provocaba se mantenía.

Pero al final, pese a todo lo que había pensado, se echó a reír, leve y amablemente.

-Directo al grano como siempre, ¿no, Polonia?

Se hizo a un lado para permitirle entrar y lanzó una mirada hacia el exterior. Toris no se veía por ninguna parte.

Vio como Iván cambiaba de caras, y solo se limito a verlo con molestia, no iba a admitir que muy en el fondo si le temía al ruso, pero él era Polonia, no se iba a doblegar ante el grandote de cabellos claros.

-me alegra que entiendas, Rusia-y con una mirada orgullosa, entro a la casa del otro.

Caminó por la entrada, llegando hasta la sala y sentándose en uno de los muchos sofás que se encontraban hay.

-Bien, ósea lo único que necesito que agás es que firmes esto-puso unos papeles en la mesa ratonera-..y así me puedo ir tipo ahora.-le dijo cortante