Algo así como una cita (?)

-¿Resaca?- inquirió Suecia, sosteniendo la ropa en una de sus manos mientras con la otra se sostenía la cabeza. Salió del pequeño cubículo detrás de Dinamarca, caminando con torpeza: le dolía un poco el trasero, no podría negarlo, pero además le daba vueltas el mundo debajo de los pies.

Aún así rió entre dientes. A pesar de todo eso lo divertía. No se preocupaba por las consecuencias de nada, después de todo en esos momentos se sentía completamente seguro de que cuando todo terminara Dinamarca iba a seguir a su lado para hacerse cargo de ello. ¿Que cómo lo sabía? Simplemente lo hacía.

Estiró una mano para sujetarlo y se aferró a su brazo, lanzando una mirada disgustada a los baños. Había otra vez un par de hombres bañándose en las regaderas y no se molestó en disimular las mirada que le lanzó al de mejor ver, estudiando cada trozo de piel expuesta ante sus ojos.

-No t'preocupes por eso.- murmuró, en voz en voz baja, y se relamió el labio inferior.

-'staba comprobando q' la gente en Asia es muy pequeña.- no se molestó en ocultarlo. Había visto claramente los atributos de cada uno de los sujetos en las regaderas y tenía que admitirlo: lo único atractivo en ellos eran los rostros delicados de unos cuantos, incluído Kiku, y su apariencia frágil y compacta. -Me pregunto si tendrán otras aptitudes...- añadió, más para sí que para su acompañante.

-¡Ah! Pero tú sigues siendo m'favorito.- volvió la mirada hacia el danés, de pie a su lado, y le dedicó una sonrisa afectuosa.

Le resultaba terriblemente adorable el gesto de disgusto que adornaba sus facciones, y era cierto cuanto decía: ninguno de los hombres en aquél lugar serían capaces de satisfacerlo de la misma manera en que Dinamarca lo había hecho retorcerse de placer.

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ooc: Ow, Denny ;3; -le palmea la cabeza- Algún día crecerás tanto como tus hermanos(?)

Siguió a Dinamarca apretando el paso. Le dolía un poco caminar, pero qué rayos, no importaba. Era hasta cierto punto agradable.

-¿'ónde vamos?- inquirió, alzando la voz y sujetándose la toalla en torno a la cintura con una mano. Todo en general parecía ser divertido, y según recordaba a Dinamarca le gustaba divertirse, así que no entendía por qué seguía caminando.

Mientras avanzaban no pudo evitar que sus ojos recorrieran cada esquina de los baños públicos con ojo crítico. Oh, sí, eran pequeños. Le gustaban las aguas termales, claro, pero ahí había demasiada gente y no estaba seguro de si se acostumbraría a algo así.

Tal vez, pensó, y por primera vez en largo rato sus pensamientos volaron hacia él, sería buena idea traer a su esposa algún día en el futuro.

-Ah, p'ro no he tenido noticias suyas recientement'.- masculló, en voz muy baja y preguntándose si Finlandia estaría bien.

Se quedó de pie un momento frente a la amplia tina de baño que Dinamarca había seleccionado para entrar. Por aquél instante, mientras lo veía marcharse, sólo fue consciente de él frente a sus ojos mostrándose en toda su perfección.

Se sonrió inconscientemente, decidiendo que sin lugar a dudas el danés era lo más hermoso que había entre aquellas paredes, y tal vez lo más hermoso que habría nunca, aunque el sentimiento se incrementó cuando se dio cuenta de que seguramente pensaría eso sin importar el lugar, el momento o las personas con quienes estuvieran.

A decir verdad, lo había creído siempre, incluso desde que vivían todos juntos y con ira indescriptible se dió cuenta de que no podía despegar su mirada de aquél semblante sonriente y feliz que era todo lo contrario a sí mismo pero que lo atraía hasta el punto de hacerle daño. Como la luz del sol para un insecto que aún así no puede evitar volar hacia él.

-Nada.- respondió, al cabo de un minuto, y finalmente él mismo se sacó la toalla y entró al agua, sonriendo descuidadamente a las personas que se atravesaron en su camino. -Ah...- suspiró, con una sonrisa de satisfacción en el rostro cuando la sensación reconfortante del agua tibia envolviéndole el cuerpo lo embargó todo. Era increíblemente relajante, y tras todo lo que había estado sucediéndole desde el día anterior, realmente aquello era lo mejor.

Incluso estaba comenzando a sentirse cada vez menos ebrio.

Había hundido el rostro hasta la mitad en el agua, observando el burbujeo de su respiración. El agua lo había relajado bastante, sin importar que recién hubiera entrado, actuando en su agotado cuerpo como un revitalizante natural.

-Hmm...- suspiró cuando el dedo de Dinamarca se posó entre sus cejas ligeramente arqueadas. -Pues lo soy...- admite, emitiendo burbujitas al hablar y levantando la mirada hacia el rostro del danés cerca de él, con una sonrisa. Aunque incluso si lo era, resultaba difícil sentirse como tal sintiendo impulsos de adolescente como los que Dinamarca despertaba en él.

Se impulsó en el agua, más cerca de él, y deslizó una mano por su vientre, entre el líquido abrasador. La piel del danés parecía más suave debajo del agua caliente de lo que era en realidad.

-D'spués de esto quiero volver a casa.- suspira, inclinando el rostro hacia adelante, hacia el borde de la amplia tina y apoyando la mejilla sobre el piso tibio y húmedo. -Quiero beber un poco más...

-Eso es de lo q'hablaba.

Una risa sofocada le cosquilleó en los pulmones antes de escapar con un pequeño remolino de vapor. Se sentía cada vez más adormecido, y las palabras del danés, que parecían más cercanas de lo que eran en realidad, junto con los suaves roces de sus dedos, lo relajaban todavía más que el agua tibia sobre su cuerpo.

Sabía que si no hacía algo pronto, lo más probable era que se quedase dormido ahí mismo, y pese a que la idea le agradaba, algo dentro de su conciencia intermitente trataba de mantenerse aferrado a la realidad.

-¿Sab's?- soltó de pronto, con un bostezo. -Sería más s'ncillo si fuera así todo el tiempo.

No se explicó mucho más, sabiendo que en aquél estado no sería capaz de continuar hilando las palabras correctamente por largo tiempo, aunque dentro de su cabeza todo se tornaba con tanta claridad y lógica que no pudo evitar sonreír, satisfecho consigo mismo.

No era imposible convivir con Dinamarca, se dijo, tal como había pensado siempre antes de todo lo que había pasado últimamente. Y aunque en el fondo sabía que siempre le había resultado divertido pelear con él, tampoco se quejaría si pudiesen arreglar sus diferencias de una manera más civilizada.

O en la cama, en todo caso.

-Eres un idiota.- rió, con su voz balbuceante y sin darse cuenta de que el otro se había acercado tanto a él hasta que lo tuvo chocando contra su cuerpo y sus labios se encontraron.

Abrió mucho los ojos en ese momento, echándose hacia atrás; sintió el toque ardiente de la tina contra su piel y un quejido apagado se abrió paso por su tráquea, separando los labios segundos después para despejarle el acceso a la lengua que recibió torpemente dentro de su boca.

No se demoró mucho antes de corresponderle, pasándole los brazos por la cintura para atraerlo un poco más cerca. Sabía que el lugar en el que estaban haciendo aquello no era el más correcto, pero en aquellos momentos le daría exactamente igual hacerlo debajo de una roca que en un una plataforma frente al resto del mundo.

Y ahora ya no llevaba la cuenta de las veces que se habían besado, pero estaba seguro de que no le importaría seguir haciéndolo por siempre porque jamás se cansaría de ello.

-Hmm.- resopló con violencia y después se incorporó, sin hacer caso ni preocuparse por si alguien estaba observándolos en ese momento. Observó la toalla que se apartaba y después el movimiento de las manos del danés, y suspiró con desgano. -Yo también quiero irme.- aceptó, y le dedicó una sonrisa cansada.

En realidad, además de largarse de una vez de ahí, también estaba deseando dormir un poco, y si podía lograr que Dinamarca se quedara una noche más con él sería todavía mejor.

Nunca lo diría en voz alta, pero la sensación del cuerpo cálido del otro nórdico a su lado mientras dormía había sido una de las mejores que había experimentado en su vida.

-Mi casa está bien.- aunque no sabía por qué lo tenía que especificar. No es que estuviera planeando volver a la casa del otro desde un principio... o al menos no de manera consciente. Luego se arrastró hacia el borde de la tina y sin preocuparse demasiado salió del agua caliente y se incorporó sobre el piso húmedo, tambaleándose ligeramente.

-¿Qué tipo de vergüenzas?- resopló, medio sonriendo y caminando a pasos torpes hacia los vestidores, dejándose llevar por el otro sin oponer ninguna clase de resistencia.

¿Y quién dijo que tienes permiso de visitarme?, pensó, pero una sonrisa irónica se estiró por sus labios mientras pensaba en si eso realmente iba a significar mucho para el otro. No es como si Dinamarca hiciera demasiado caso de lo que los demás tuvieran para decirle.

Se arrastró hasta el sitio donde había dejado su ropa y se apartó del danés bruscamente antes de empezar a vestirse entre gruñidos enfurruñados. Su cuerpo entero se tambaleó con fuerza cuando quiso ponerse los pantalones y su espalda chocó contra las puertas de fierro de los casilleros, y después rió entre dientes, divertido.

Siendo sinceros, aquella tal vez podría ser una de las pocas ideas que su compañero había tenido en toda su vida.