La joven llega al gran salón, sin prisa por supuesto, de cualquier modo, dicho tema no le era de incumbencia, sin embargo, debía asistir, siendo una nación afectada.
- Si de todos modos la gente no presta atención a las advertencias, no comprendo para que hacerlo en ese caso.- Exclamó la bielorrusa, amargada como siempre, tomando puesto en una de las sillas de la amplia mesa.-
- La mayoría de tus ideas acaban siendo un fiasgo, pero bueno.. debo apoyarte.-Dijo la rubia, mirando a la ucraniana.- Bueno, aún no podemos comenzar la asamblea.. Todavía falta Rusia.- Concluyó, con una cara alegre.